GRACIAS SENSEI.

Según Aristóteles todo en este mundo tenía un télos o un fin para el que estaba hecho, nada existe porque sí sin más.

Así pienso que nuestro Maestro Hatsumi Sensei vino a este mundo; con un télos propio de hacer felices a miles de personas alrededor del mundo.

Practicar la Bujinkan no es sólo practicar un arte marcial, es practicar una forma de vida. Entrenar no es sólo un aprendizaje de movimientos corporales, es una meditación un modo de descubrirse a uno mismo y vencer al oponente más complicado que es a uno mismo.

Cuando practicamos las técnicas llegamos a un punto de concentración donde ya no se piensa, la lógica, el tiempo y el espacio pierden su sentido, nada es y todo es a la vez, no existe uke ni tori… somos uno con todo.

Existe en la tradición Budista Zen el kinhin (経行) o kyōgyō (教行) que es un método de meditación caminando, se es consciente del caminar, del aquí y el ahora, como dicen en el Budismo Zen. O el llamado Samu, que son el hacer diario con atención plena de lo que hacemos.

Así considero que es la práctica de las artes marciales, una meditación en movimiento, colectiva e individual sin espacio entre ambas, sin tiempo entre ambas, sin tori ni uke, solo movimiento y armonía.

Así Nuestro querido Sensei nos aporta una manera de meditar sin meditar, una manera de aprender a ser sin ser, de ver sin ver, de oír sin oír, y así ad infinitum. Donde solo encontraremos el verdadero Yo, aquel que es la ayoidad la unión con el todo. O lo que se conoce como el Satori o Nirvana.

Sólo en la práctica concienzuda, desinteresada de todo beneficio propio, de toda volición podremos aproximarnos a la mirada de paz y comunión que posee sensei, esos ojos de niño que todo lo miran de verdad, sin prejuicios ni maldad.

Gracias Sensei por haber venido a este mundo con tu tan personal y maravilloso télos,